Columna invitada

Es tiempo de hacerlo unidos, aunque esta vez, no juntos

Quédate en tu casa, no salgas; no es toque de queda, es responsabilidad social


Pánfilo Pérez

Mes de guardarnos para regresar más pronto a vernos. Si no lo hacemos así tardaremos más tiempo en volvernos a abrazar. Nadie está exento, cada vez que estás en actividad puedes contagiarte o contagiar a la familia. La inmensa mayoría de quienes se han contagiado van a salir adelante, pero en la vida cotidiana sabemos que podemos perder un ser querido. Quédate en casa. La decisión es nuestra, lo demás, reconstruyámoslo poco a poco.

Un nuevo llamado a quedarnos el mayor tiempo en casa, o de plano no salir, los que podamos hacerlo, vino con el anuncio de la Emergencia Sanitaria por causas de fuerza mayor, declarada por las autoridades mexicanas, que contempla no sólo acciones de salud sino en materia económica, todo ello para salir mejor librados de la pandemia de Covid-19.

Disposiciones que tal vez muchos de nosotros no alcancemos a digerir de primer momento, salvo aquella que nos llama a la unidad, esta vez sin estar juntos, para reducir al máximo la movilidad y la interacción personal, con el fin de retardar el número de contagios y con ello también, el número de muertes. De contagiarnos y contagiar a la familia, a los amigos, a la comunidad.

Tenemos mucho que seguir aprendiendo y más que no debemos olvidar, hoy para muchas mexicanas, para millones de mexicanos, el dilema será salir en busca del sustento diario o quedarse en casa para poder librarse de un contagio, detenerse en el hogar para no correr el riesgo, posible, de no poder volver a salir en busca de la vida diaria, aun en las penurias que seguramente enfrentarán.

Otros, con el privilegio que da el home office, el goce de un sueldo fijo, la chamba en la burocracia pues, se la rifarán entre dejar un rato los paseos, las reuniones, las idas al súper, a los centros comerciales para ver lo último de la moda, la electrónica, los teléfonos inteligentes, pensar en vacacionar o quedarse en casa, pues la medida otorgada no es un pase vacacional. Sí, le apostarán a lo mismo, casa o el riesgo de contagio y así ser también motivo de nuevos contagios. 

Tema delicado el que hoy nos tiene entre el miedo y la incredulidad, la desinformación y la duda, entre los estériles debates en las redes sociales, a los que no escapan ni ciudadanos de a pie ni connotados periodistas, opinólogos e investigadores, y los razonamientos y la información cierta, asertiva, efectiva, para poder conducirse con responsabilidad social.  Cuidándose a sí mismo, cuidando a la familia y cuidando a la comunidad.

El coronavirus está en México y avanza a pasos agigantados. Sí, los casos crecen de manera muy rápida, tanto que, en razón de los números actuales, en México la cifra se habría multiplicado 11 veces en los últimos 14 días, tiempo en que los contagios a nivel mundial sumaron el 76 por ciento de todos los que hasta la fecha se han presentado.

Y lo que podemos vivir en México es la estampa cotidiana que vemos en países como Italia, España, Francia o en el mismísimo y poderoso Estados Unidos: miles de personas de todas las edades confinadas no por gusto sino por disposición oficial, todo con el fin de salvaguardarles la salud, con el objetivo de no dañar más la salud pública.

Hoy el llamado es a permanecer voluntariamente en casa, en momentos en los que otros, en los mismos países europeos, lo que más desean es poder hacerlo, pues cientos quedaron varados en tierra ajena sin la opción, sin la oportunidad de poder regresar, sumando a ello la incertidumbre de ¿hasta cuándo?

Lejos de la grilla, de izquierdas y derechas, de religiones y visiones estrechas, de ataques y defensas a ultranza y sin razón, lejos de las descalificaciones, de la desinformación y la diatriba, del egoísmo, de la bandera y el botín político, hoy sabremos quienes estamos con México y quienes sólo ven por su propio peculio.

Y miro las ventanas en imágenes traídas por el internet, y entonces les veo tras los cristales y entiendo el mensaje que nos mandan a muchos en el mundo, entre ellos nosotros que aún tenemos la oportunidad de guardarnos por propia voluntad y acaso, menos tiempo estaremos bajo techo.

Esas imágenes de ellas, ellos, en los balcones de sus casas, resistiendo mientras otras más muestran el desfile del dolor en las carrozas que trasladan a los muertos, hablan más que la fuerza de la infección mostrada en las cifras que cada día crecen. Quédate en tu casa, no salgas; no es toque de queda, es responsabilidad social.

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